Parque Natural de la Montaña de Montserrat
Esta maravilla geológica presenta cumbres muy populares, como el monolito del Cavall Bernat, de 1.100 metros de altitud y objeto de numerosas anécdotas y leyendas. Otra cima destacada es la de Sant Jeroni, que alcanza los 1.236 metros, y desde donde puede disfrutarse de una vista panorámica excepcional que abarca desde los Pirineos hasta el mar y la isla de Mallorca, si la niebla y las nubes lo permiten.
Es un espacio protegido por su riquezan atural, cultural y paisajística que debemos preservar y respetar. La montaña de Montserrat y sus alrededores ocupa una extensión de más de 7.500 hectáreas, de las que 1.765 son Reserva Natural dentro de unas 3.483 hectáreas de Parque Natural.
El Patronato de la Montaña de Montserrat es el órgano rector y gestor del parque Natural. El Bruc, Marganell, Monistrol y Collbató son los portales de entrada al macizo montserratino. La participación e implicación de dichos municipios, la Abadia de Montserrat y otros pequeños propietarios hace posible mejorar día tras día este espléndido espacio natural.
Flora
Una vegetación rica en diversidad
Como ocurre con la fauna, la Montaña de Montserrat es hogar de vegetación tipicamente mediterránea. En la mayor parte de la montaña domina la encina, aunque ha sufrido la presión humana por ser una fuente muy importante de combustible.
En las canales y riscales de la cara norte encontramos el tejo, el acebo y varios árboles caducifólios como el orón o los avellanos.
En los roquedales aparece la corona de reina, endémica de Montserrat y Sant Llorenç del Munt y la caragola, endémica de la Cataluña Central, así como la oreja de oso, relicto de épocas glaciares.
Fauna
Una fauna difícil de Observar
En Montserrat abundan las especies propias de los ambientes mediterráneos, el relive de la montaña, sin embargo, complementa la población faunística con un amplio abanico de especies que encuentran en Montserrat unas condiciones específicas óptimas: la verticalidad, las condiciones más frías y húmedas de las partes altas y las más cálidas y secas de la ladera sur o la preséncia de suelos esqueléticos en las crestas y las cimas de la agujas.
Entre las especies más frecuentes se encuentran el jabalí, el zorro, la garduña, la jineta, el tejón, la ardilla, la paloma torcaz, el petirrojo, la culebra de escalera, el sapo partero común y la salamandra.
De los roquedos y riscales destacan el águila perdicera, el alimoche, el halcón pelegrino, el búho real y la cabra montés, introducida a mediados de los años noventa y que actualmente cuenta con una población de 200 ejemplares.